9 de agosto de 2022.- El Real Decreto-ley 14/2022 de 1 de agosto, de sostenibilidad económica, y que incluye medidas de ahorro, eficiencia energética y de reducción de la dependencia energética del gas natural, ha generado una amplia discusión sobre las medidas que deben tomarse para reducir el consumo de energía.
Desde Alianza Verde consideramos necesarias las medidas aprobadas, pero creemos que se puede y se debe ir más allá.
Por eso, frente al rechazo del Partido Popular de las medidas, pidiendo la retirada del plan de ahorro, consideramos que estamos ante una oportunidad para ser "más valientes y profundizar en un conjunto de reformas que son imprescindibles para hacer frente a la crisis derivada de la guerra de Putin en Ucrania, pero también para afrontar una crisis que se agrava de manera acelerada, como es la crisis climática".
La extrema derecha negacionista y la derecha retardista están demostrando, una vez más, su nulo compromiso con el país, en una actitud “oportunista”, ya que, desde nuestro punto de vista, es evidente que el Real Decreto aprobado por el Gobierno no sólo se queda corto en comparación con las medidas aprobadas en otros países de nuestro entorno, sino que fue el propio presidente del Partido Popular quien, hace semanas, solicitó públicamente planes de ahorro y eficiencia que están recogidos en el plan recién aprobado.
Desde Alianza Verde consideramos que estas medidas propuestas por el Gobierno son un paso adelante para, de manera solidaria, afrontar la crisis energética, pero también planteamos que es necesario que los pasos no sólo sean más grandes, sino que los esfuerzos sean repartidos de manera justa. Es conveniente, en primer lugar, que se establezca un objetivo global de reducción del consumo energético y se distribuya por sectores, siendo el sector del transporte y el sector industrial los que deben hacer un esfuerzo mayor, así como las centrales eléctricas.
En este sentido, estas son algunas propuestas adicionales que realizamos desde Alianza Verde.
Carácter estructural de las medidas.
En primer lugar, es imprescindible destacar que las medidas de ahorro energético deberían ser habituales y permanentes. Ahorrar energía es en sí mismo positivo y necesario, ya que seguimos dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles y específicamente del gas.
Medidas energéticas estructurales.
Acabar con todas las subvenciones a los combustibles fósiles.
Continuar con la implantación de las energías renovables, acelerando y profundizando la transición energética hacia un modelo basado al 100 % en las energías limpias. En este sentido, se debe establecer un objetivo más ambicioso al contemplado en la ley de cambio climático, para alcanzar en el año 2030 una penetración de energías de origen renovable en el consumo de energía final de, al menos, un 50 %; un sistema eléctrico con, al menos, un 80 % de generación a partir de energías de origen renovables, y mejorar la eficiencia energética disminuyendo el consumo de energía primaria en, al menos, un 45 %, con respecto a la línea de base conforme a normativa comunitaria.
Impulsar las comunidades energéticas, y priorizar las pequeñas instalaciones solares menores de 5 MW (10 hectáreas de superficie), reservando, al menos, un 20 % de potencia en cada nudo para este tipo de instalaciones.
Creación de una empresa pública de energía como herramienta para impulsar, desde el Estado, estas medidas estructurales y acelerar la transición energética y reducir la dependencia energética de los combustibles fósiles, fundamentalmente del gas.
Medidas de ahorro en el consumo energético.
Limitar el nivel de iluminación en calles menos transitadas y, sobre todo, en las carreteras.
Establecer la obligación de realizar auditorías energéticas y planes de ahorro energético en empresas, administraciones y grandes edificios.
Dejar de subvencionar la instalación de nuevas calderas de gas, y fomentar, al contrario, la instalación de sistemas térmicos renovables.
Acelerar el Plan de Rehabilitación energética de edificios para reducir el consumo de energía domestico.
Medidas de ahorro en el transporte.
El transporte consume el 40 % de la energía y representa el 30 % de las emisiones a nivel estatal, por lo que es imprescindible el ahorro en el sector.
Algunas medidas de específicas que pueden reducir el consumo de combustible:
Reducir el límite de velocidad en autovías a 110 km/h y a 80 km/h en vías de alta capacidad en zonas metropolitanas.
Impulsar el tren como medio de transporte esencial para reducir las emisiones, con una mejora de las frecuencias y los servicios, así como una limitación de los precios; esto conllevaría mayores beneficios, con especial atención al tren de cercanías y media distancia.
Regular y acelerar la implantación de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en las ciudades, con una reforma del etiquetado de los vehículos en función de sus emisiones reales.
En cuanto al transporte ferroviario:
Recuperar las líneas de conexión que hayan sido cerradas, con el fin de promover el trasvase de pasajeros del coche al ferrocarril.
Fomentar el transporte de mercancías por ferrocarril, con el objetivo de alcanzar el 18 % desde el 4 % actual.
Medidas en transporte aéreo y marítimo:
Reducir los vuelos cortos peninsulares.
Moratoria las propuestas de ampliación de aeropuertos vigentes, que no tienen sentido en un contexto de crisis energética y climática.
Moratoria de las obras de ampliación de los puertos.